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Caminaban por un sendero, hablando de cosas… menos de la que el queria hablar, entonces interrumpió –Isabelle…- dijo Gustav –pasa algo?...
-por mas que e intentado… la espera es imposible… solo quisiera que me respondas, pero pareces no oírme
-claro que te oigo… pero esto… simplemente es… difícil
-es difícil dejar que tu corazón por primera vez en la vida te diga lo que es correcto?
-no… es difícil escuchar mi mente… que me grita que en algun momento te perderé, y realmente no lo quiero asi…
-nunca me perderás…
-no jures algo que no podrás cumplir…
-sabes que te dije que jamás te mentiría, a caso no confías en mi?
-claro que confío… pero…
-entonces…- dijo arrinconándola contra un árbol –entonces dime me desposaras, que dejaras que te haga feliz hasta el ultimo respiro…
-como poder responder a tal pregunta, si con solo tenerte a mi lado siento que muero, para volver a vivir, pero esta vez en el sueño mas bello
-dejemos de dar vueltas sin sentido, por primera vez, solo existamos nosotros dos, sin nadie a nuestro alrededor… solo nuestro amor…- ella lo abrazo, dejando caer una lagrima dijo –nunca rompas tu promesa…
-no lo hare
-nunca dejes de amarme
-tenlo por seguro
-entonces te acepto… acepto que formes parte de mi vida, que juntos recorramos este nuevo camino…- y se miraron fijamente.
-no llores…- dijo Gustav secando sus lagrimas –siento haberte hecho llorar…
-este llanto no es a causa de ti… es por que al fin libre la atadura de mi corazón…- el suavemente acariciaba su cara y le susurro al oído –eres mi ángel… nunca dejare que te hagan daño… moriría por ti…-

Atardecía, estaban frente a un lago, los últimos rayos de sol iluminaban aquel bello paisaje.
Isabelle y Gustav estaban sentados sobre el césped, mirando la puesta del sol, cuando el le tomo la mano –espere tanto tiempo para darte esto…- dijo, ella lo miro, mientras el sacaba del bolsillo de su chaqueta. Y dejaba ver en la palma de su mano, un bello collar con un dije de piedras preciosas –algún día, nos casaremos… pero con esto me aseguro que ese día llegará y me dirás que si frente a todos los testigos de nuestro amor…
-descuida, ese día vendrá…- termino diciendo ella, y finalmente, su amor quedo sellado en el tierno beso de aquel bello atardecer. 
  
  

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