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Gustav y la joven Isabelle paseaban por el laberinto del castillo –y… digame Sir Schäfer… cuales son sus aspiraciones?
-ser un buen hombre, claro, noble, valiente…
-y yo que pense que eran cosas mundanas
-de que me valdria toda la riqueza del mundo si soy un ignorante?
-sabias palabras son las que dice
-no, no tanto, he mentido… eso me convierte en un pecador
-no si es por buenos motivos…
-tal vez tengas razon…
-puedo hacerle una pregunta?
-puedes dejar de llamarme Sir? Por favor, no me trates de usted… me hace sentir tan diferente a ti… y solo somos dos personas hablando…
-esta bien… si eso es lo que quieres, Gustav
-eso es mejor… Isabelle… y… que era lo que me querias preguntar?
-es verdad que pidio la mano de Helen Zimmer?
-tal vez…
-tal vez?
-mis padres asi lo desean… Zimmer es una buena muchacha… pero…
-pero?
-no tanto como tu…
-esta habando en serio? pues desde que dijo que mintió, no sabre si lo que sale de su boca son solo cumplidos por conveniencia, o es verdad…
-a ti no te podria mentir… tal vez tendria miedo a los angeles que te protejen… me cortarian la lengua si te mientiera
-cosas tan bellas son las que dices…
-si tendria que elegir a una mujer para casarme, seguramente seria con tigo… pero no soy digno de tu compania…
-y que ha pasado, con lo de ser iguales?…
-iguales, y tan distintos
-es que a caso usted no cree merecerme?
-tan inmaculada eres… que no podria corromper tanta pureza…
-eso no importaria si hay un sentimiento mutuo
-entonces todavía no poria pedir tu mano…
-entonces, le dire, lo esperare…

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